domingo, 26 de septiembre de 2010

Discusiones, son inevitables pero...

Nadie escapa a discutir, obvio, las personas somos diferentes y pensamos diferentes y a veces nos apasionamos en el intento de exponer una idea.
Hay que reconocer una discusión normal y cotidiana con una persona del entorno, y una con una persona que está relacionada íntimamente con nosotros y que forma parte de nuestra vida y ocupa un lugar importante en nuestro corazón.
Pero hay cositas a tener en cuenta cuando se discute, muy importantes y necesarias.
1. El problema es entre ud y yo, queda prohibido hacer partícipe a nadie mas en la discusión.
Si sabemos que hay alguien escuchando o que mañana nos preguntará cómo quedó la situación, podría aparecer el orgullo y nos motivará a querer dar cierta imagen y eso nos bloquea la humildad indispensable para ceder lo que podríamos ceder. Estando a solas es mucho más fácil pedirse perdón. Dos personas que tuvimos la afinidad de unirnos podemos allanar cualquier diferencia y rescatar lo que una vez nos unió.
2. El cariño, amor, amistad y lealtad son conceptos no negociables, por lo tanto queda prohibido amenazar con frases terminantes. Los sentimientos no se tocan.
Siempre debe haber algo INTOCABLE, algo que por la grandeza de su naturaleza jamás entrará a la mesa de discusión.
El que ahora discuta con ud, jamás podría suponer que le quiera menos o que después de esa discusión le haga sentir que me siento decepcionada y que eso mermará mi cariño.
Por eso jamás se debe decir en una discusión "Eso que has dicho ha matado lo que siento por ti" o cosa que se le parezca.
3. Se debe discutir una sola cosa a la vez.
Al enfadarse se pondrá sobre la mesa solo el asunto que nos puso en esa situación. Cuando no se sabe discutir es muy fácil empezar discutiendo por el tema A y terminar en el Z pasando por todo el abecedario, incluso de cosas que han pasado meses o años atrás y que nada tienen que ver ahora.
Una discusión así no tiene pies ni cabeza, el asunto inicial se complica, nos enfadamos demasiado y el pleito no tiene solución pues en todos los incisos que se formaron, añejos, incoherentes, sin sentido... se ha lastimado demasiado.
4. Prohibido quedarnos con cuentas pendientes.
Si algo no es lo suficientemente grave para discutirse en su momento deberá tolerarse y luego olvidarse, no se debe quedar ahí durmiendo para salir en el futuro en una discusión que nada tiene que ver con ese razonamiento.
Si el asunto es grave se discute, si no lo es, le puedo decir que no me gusta pero he decidido pasarlo por el mucho cariño que le tengo. Y no lo puedo volver a mencionar, mucho menos sacar en cara que "fui muy generosa en dejarle pasar eso y eso y eso otro también"
5. Prohibido decir cosas terminantes.
No puedo utilizar frases como "nunca mas podré confiar en ud" "ya nada será como antes" "eso es demasiado para olvidar" Porque sencillamente ya no habrá nada que cuidar o por qué luchar, es como reconocer que... se terminó y para siempre y, a no ser que sea un final definitivo, siempre debe quedar la oportunidad de reconciliarnos. Aún si no vamos a seguir juntos, saber que el perdón ha quedado establecido, que no hay cuenta pendiente pero que reconocemos que la relación toma un curso distinto, menos cercano, menos íntimo pero sin rencor.
Podemos negociar, discutir, pelear... pero siempre protegiendo baja campana de acero el concepto del cariño y el amor, el cual no se modificará con los resultados de discutir con ud.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Esos golpes que da la vida

Shakespeare dijo que la única forma de madurar era aprender a soportar los golpes que da la vida.
Todos tenemos golpes en la vida y esa dolorosa experiencia es algo que debe ir haciendo crecer nuestra madurez interior. Para ello debemos saber aprovechar esos golpes, saber sacar todo el oculto valor que encierra aquello que nos contraría.
Y por qué estos golpes a unos les hunde y a otros les hace crecer? Depende de cómo se reciben esos reveses.
Quien no sabe asumir un golpe pierde una excelente oportunidad de madurar. La irreflexión, el victimismo, la rebeldía inútil, hacen que esos golpes duelan más, que nos llenen de malas experiencias y de muy pocas enseñanzas.
La experiencia de la vida sirve de bien poco si no se sabe aprovechar. El simple paso de los no siempre aporta por sí mismo madurez a una persona, eso es algo que se alcanza siempre gracias a un proceso de educación y auto educación que debe saber abordarse.
Los padres deben estar cercanos a los hijos pero no en todo momento. Los hijos han de aprender a enfrentarse a solas con la realidad, ha de aprender a darse cuenta de que hay cosas como la frustración de un deseo intenso, la deslealtad de un amigo, la tristeza ante las limitaciones o defectos propios o ajenos, cosas que se deben aprender a superar por sí mismos.
Por mucho que alguien te ayude, al final siempre es uno mismo quien ha de asumir el dolor que siente y poner el esfuerzo necesario para superar esta frustración.
Saber encajar los golpes de la vida no significa ser insensible. Tiene que ver mas con aprender a no pedir a la vida mas de lo que puede dar.
Es importante ser tolerante y saber cedes pero sin dejar nuestros derechos ni abdicar de la propia personalidad. Vivir sabiendo que todo lo grande es fruto de un esfuerzo continuado, que siempre cuesta y necesita tiempo.
Si queremos mejorar nuestro entorno mejorar nuestro entorno necesitamos armarnos de paciencia, prepararnos para soportar contratiempos sin caer en la amargura.
Por la paciencia el hombre se hace dueño de sí mismo, aprende a robustecerse en medio de las adversidades, nos provee de paz y serenidad interior.
Hay que mantener perspectiva, esperanza y alegría en medio de las dificultades.