miércoles, 2 de junio de 2010

Una casa que te sonría.


Nací y crecí en una casa en dónde todo funcionaba. Jamás se caía un cajón de sus rieles, nunca había un mueble con termitas, las ventanas cerraban con facilidad... todo estaba como debía de estar.

Recuerdo especialmente las paredes, mi mamá seleccionaba el color, mi papá contrataba al pintor y compraba la pintura y, cuando se ensuciaban con las huellas de los dedos de mis primitos, nos ponían a mis hermanos y a mi, esponja en mano a limpiarlas. Estaba prohibido matar mosquitos en la pared!

Y con esa enseñanza de vida, ahora que vivo yo en mi apartamento, intento repetir lo que viví en casa de mis papis y creo que... lo voy consiguiendo.

Aún queda, como no, mucho por hacer, pero lo estoy poniendo a mi gusto y al de mis hijos y tomando en cuenta las necesidades de los tres.

Ellos han decidido los colores y la decoración de sus dormitorios y yo el otro 80% de las decisiones.

Pero en ese pensar y decidir en colores, muebles y decoraciones, he ido fijándome en detalles de las casas que visito. Hay unas que cuentan con un presupuesto maravilloso en donde mirar es un deleite. Hay otras tan modernas y preciosas que da gusto visitarlas. Hay otras en donde el espacio está tan bien distribuido que muchas veces me pregunto si vale la pena tantos metros para las pocas estancias que se ocupan.

Sea como sea, no hay que perder la ilusión por tener una casa limpia, cómoda, funcional, ordenada y, como resultado de todo lo anterior, preciosa.

Para poder mantener el orden, es indispensable desprenderse de las cosas que ya no usamos, comprar solo lo que necesitamos y renovar y modernizar las que ya han tenido tiempo en uso.

La decoración actual ofrece una gama impresionante de alternativas para hacer mas útil el espacio, más cómoda y rápida la limpieza y mas funcional la vida misma.

Que rico es despertar cada día agradeciéndole a Dios el tener una casa que le sonría...

3 comentarios:

  1. Se te ve feliz con esto, conseguirás pronto que tu casa se convierta en tu hogar. Si es que no lo és ya.

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  2. Montar una casa lleva mucho tiempo, esfuerzo y dinero, pero ver que las cosas van saliendo, y sentir que es tu propia casa, a tu gusto, son satisfacciones que compensan lo anterior

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  3. Es verdad, y que rico cuando es enteramente a su gusto.
    Una de las compensaciones más deliciosas es recibir en ella a sus amigos y que ellos se sientan como en su propia casa.'
    Esta ud invitad@

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