lunes, 28 de junio de 2010

Los sueños se alcanzan cuando se quieren alcanzar

Las cosas no nos llegan porque si, las buscamos, las hacemos, las provocamos o las complicamos, pero todo pasa por algo, como respuesta a algo que se hace, se dice o se quiere... cierto?
Hay un momento en que percibes algo de manera especial y lo conservas. O por el contrario, llegas a la conclusión de que no está dentro de lo que quieres o necesitas.
Cuando estás ahí viene la pregunta... te aferras o lo dejas ir?
Podemos hablar de una vivienda, un trabajo, un amigo, un amor. Todo lo que haya en su momento creado lazos contigo y que ahora no sabes si romper o afianzar.
Tomemos por ejemplo una casa. Ya no te gusta tanto, ya hay cosas que se han deteriorado, ya no te llena, ya no... te sonríe.
Tienes dos opciones: la renováis o te mudas. Las dos son válidas dependiendo de la posibilidad que tienes para emprender ese reto.
Tienes el dinero para mudarte? Estas buscando la casa ideal para ti? Puedes invertir, tiempo, esfuerzo y dinero en este proyecto? Qué tan mala es la casa de ahora? puedes redecorarla invirtiendo mucho menos que mudarte? Vale la pena lo que harás? si es la respuesta si, no hay mas nada que aportar.
Tomemos de ejemplo una persona querida. Te detienes a pensar en cómo es, cómo eres tu a su lado, qué es para ti, cuánto estimas su compañía, cuán necesaria es: mucho? poco? suficiente?
Si no lo es, por qué forzar a que las cosas funcionen? Has visto esos juguetes en donde hay varios agujeros con formas geométricos y el nene debe hacer coincidir cada una de las figuras en el? Te has fijado como cuando son pequeños tratan de poner el cuadrado en el círculo o el triángulo en la estrella? y por más que lo intentan... no da? Y van a la otra figura y calza sin ningún esfuerzo? Nos parecemos a ese juego?
Por el contrario, si reconocemos que nada mas pensar en esa persona especial nos saca sonrisa de la boca, si tenemos ilusión de verle, de escucharle, de saber de ella, cómo es que descuidamos decírselo y sobre todo demostrárselo?
Qué sucede cuando nos dan la oportunidad de volver a empezar y la usamos solo para... volverle a fallar?
Debemos esperar a que la felicidad llame a nuestra puerta o debemos salir por ella a buscarla, encontrarla, traerla a casa y una vez dentro, cuidarla para que mas nunca quiera irse de tu lado?

2 comentarios:

  1. Quién tenga esas respuestas, quizás tenga la llave de la felicidad....

    ResponderEliminar
  2. La llave de la felicidad la tenemos cada uno de nosotros, pero no todos saben usarla o sencillamente no se atreven a hacerlo.
    Uno de los limitantes mas grandes, es el miedo a dejar lo que se tiene (aún si eso no le hace feliz) y siguen su vida viviendo a la mitad... pero claro, es una decisión personal e intransferible.

    ResponderEliminar